.Dirección: Danny Boyle.
País: Reino Unido
Año: 2013.
Duración: 95 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación:
James McAvoy (Simon),
Vincent Cassel (Franck)
Rosario Dawson (Elizabeth)
Guion: Joe Ahearne y John Hodge.
Producción: Christian Colson.
Música: Rick Smith
Fotografía: Anthony Dod Mantle.
Montaje: Jon Harris
Simon (James McAvoy), un empleado de una casa de subastas, se asocia con una banda criminal para robar una valiosa obra de arte. Pero, tras recibir un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando ni las amenazas ni la tortura física logran arrancarle ninguna respuesta, el jefe de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que le ayude a recordar.
Durante la primera parte, la presentación en primera persona y la voz en off del personaje de Simon (James McAvoy) nos permite entrar de lleno en la trama, conocemos el trabajo de las casas de subastas y como los ladrones usan métodos rocambolescos para evadirlos, es en ese momento cuando aunque no lo sepamos, ocurre el punto de inflexión, ya que cuando nos pensábamos que estábamos ante un relato clásico, que seguía las reglas generales del genero, vemos que la historia despega sin previo aviso y entramos de lleno en un puzzle sin retorno, donde sientes que si parpadeas estas perdido.
Con varias capas psicológicas de exploración, no deja que el espectador se tome un respiro, ni visual, ni dramático, jugando al despiste, abusando de trampas fáciles, sobretodo de las mentales.
Se convierte en un giro, tras giro, tras giro, pero con el estilo propio del director, dejamos que nos embauque en una espiral sensual, dejándote atrapar por este sexy triángulo amoroso con tintes oníricos, muy alejados de los mundos de David Lunch, pero aún así formúlalos con astucia.
Trío en el que destaca la Femme fatale de Rosario Dawson, dotada de un tremendo poder, que usa a su antojo, un don físico y un talento mental, en un papel fuerte, arriesgado, y tremendo, que no deja nada a la imaginación, y a un Vincent Cassel, en su linea, duro, correcto, de esos actores que nunca te defraudan, y como siempre digo, de los feos más guapos.
Una primera parte, mucho mejor que la segunda, mucho más divertida, y mucho mejor construida, una soberbia presentación de la trama y los personajes, que sin duda va decayendo, Como la voz, que nos va guiando, aunque acabamos perdidos de todas maneras, ya que hay un momento que el hilo argumental se ha enredado tanto, que no distinguimos que es lo que le esta ocurriendo, ni a quien, y en ese momento solo piensas en disfrutar de los magnificos actores, y del barroquismo visual, porque sabes que en algún punto volverás a encontrarte, porque es aquí donde ocurre parte de lo que vemos en pantalla, en los recobecos de la mente, en los pasillos del subsconciente, en el imaginario colectivo.
El salto de una mente a otra, del control de unos y de otros, pasa de ser mental, a físico, y a emocional, y dudamos de todo, incluso de si los malos son tan malos, y los buenos tan inocentes.
Te hace pensar en películas como Deja vú, o incluso inception, por los niveles de multirealidades y la capacidad de un ser humano de plantar el germen ideas complejas.
Tiene muchos fallos debidos al empeño de Boyle en darle una vuelta de tuerca al tan manido género de robos y atracos, incluido la subclase de los basados en una casa de apuestas, pero se los perdonamos, gracias a que John Hodge, guionista de Tumba abierta y Trainspotting, consigue empastar este rompecabezas sin que chirríen sus piezas, y a que Rick Smith haya creado una selección musical que hace que nuestros sentidos se vean sobreestimulados gratamente.
Si estáis hartos de visionar largometrajes planos, y faltos de brío, estáis de enhorabuena, Trance puede convertirse en un festín para los sentidos, si conseguís conectar con el.
Amor y odio por partes iguales, ya que podría tener un toque hitckoniano, pero no, y a lo mejor Boyle solo se esta riendo de nosotros, añadiendo giros, tramas.
Como se dice en la película, ninguna obra de arte vale una vida humana, y puede que esta, tampoco, pero Si me dejais puedo ser vuestra terapeuta.
y ahora os toca a vosotros decidir sobre la película
¿ quieres recordar o quieres olvidar?
Articulo publicado por @lady_daena