Último capítulo de la temporada que mejora los episodios anteriores aunque me ha dejado con una sensación extraña respecto al final. Tras varios días de meditación (bueno, en realidad no tantos) sigo sin ver claro ese final.
Monroe y Miles se reencuentran en la Torre y deciden que no hay ni momento ni lugar mejor que ese para terminar con sus problemas. Evidentemente, terminan siendo atacados por los hombres de Jenkins y acaban en una especie de alcantarillas por las que son expulsados de allí. Ya en el bosque, cuando vuelven a pelearse para matarse el uno al otro, soldados milicianos disparan a Monroe, haciéndole ver que tiene un problema con sus propios hombres, y Miles, que también se ha dado cuenta, decide no intentar matarle más hasta que arregle sus propios asuntos. Mediante los flashbacks hemos visto que Miles y Monroe fueron atacados por rebeldes, y que Monroe se vengó ordenando asesinar a toda la familia del asaltante. Ese fue el punto de inflexión que marcó a Miles y la razón por la que decidió abandonar la milicia: la locura de Monroe.
La milicia, ahora ya en manos de Neville, vuela las puertas de la Torre y entra para evitar que Rachel devuelva la energía, algo que no beneficiaría en absoluto a Neville en su nuevo cargo. Mientras, Rachel, Aaron y Charlie se reencuentran con Nora e intentan abrirse paso a través de los pasillos de la Torre para llegar al nivel 12 y devolver la energía, aunque Nora recibe un ultrabalazo en el abdomen y queda gravemente herida. Justo a tiempo, Miles vuelve a la Torre e intenta llegar junto a Charlie a una especie de enfermería, pero no llegan a tiempo y Nora muere en el camino. Enorme error el de matar a Nora, un personaje que podía haber dado más de sí pero que han desaprovechado de mala manera a lo largo de la serie. Charlie no le perdona a su madre que les abandonara cuando Nora estaba herida, pero va tras ella junto a Miles y llegan al nivel 12 para devolver la energía.
Aaron introduce el código de nuevo en el ordenador justo a tiempo, antes de que Neville y compañía logren entrar en la sala, y reinstaura la energía en todo el mundo. Después de ver el planeta iluminarse de nuevo, la presidenta Foster de Georgia ordena el lanzamiento de todo su arsenal militar hacia Philadelphia para terminar con Monroe y su República. Randall aparece en escena, escondido en una pequeña sala blindada junto a la que estaban Rachel y los demás, y nos sorprende destapándose como un patriótico, un amante de los Estados Unidos que llevaba tiempo intentando devolver la energía para poder acabar él mismo con todos los nuevos estados surgidos en América y poder reunificar el terreno y recuperar los Estados Unidos. Para ello aprieta un botón y libera varios misiles nucleares que se dirigen directamente a Atlanta y Philadelphia, ante la mirada atónita de los nuestros. El capítulo termina con la imagen ensombrecida del presidente de Estados Unidos, que ha estado oculto en una colonia estadounidense en Guantánamo a la espera de que Randall liberara la energía y destruyera a sus enemigos.
Así, parece que des del principio del apagón, el Presidente de Estados Unidos, posiblemente uno de los causantes del apagón en primer lugar, ha estado sentado esperando el momento oportuno para recuperar la energía y recuperar los Estados Unidos. Es ese final el que no me acaba de convencer. No entiendo la necesidad del apagón y de devolver la energía para recuperar un status quo que ellos mismos perdieron al dejar al mundo sin energía. No le veo gran sentido a este final, pero espero que los estrenos del año que viene sean igual de malos que este para poder seguir viendo Revolution y contaros qué pasa a partir de ahora. Lo que está claro es que Georgia y la República de Monroe/Neville tienen los días contados.
Opinión de @Eric_MeGon
Opinión de @Eric_MeGon