Este noveno capítulo ha llevado por fin a nuestros compañeros de viaje a la ciudad de Philadelphia, capital de la República de Monroe y donde el amigo de Miles mantiene prisioneros a Danny y a su madre Rachel.
Comenzamos con el grupo pidiendo a un grupo de rebeldes (¿de dónde han salido?) ayuda para conseguir entrar en la ciudad, ya que está fuertemente protegida. Finalmente llegan a un acuerdo y se dirigen a la ciudad a través de sus túneles de metro, que están abandonados aunque llenos de minas y ratas. Como no podía ser de otra manera, Charlie pisa una mina y su vida corre peligro, pero como Nora es una experta en estas cosas acaban saliendo todos con vida. Eso sí, la entrada al túnel se ha venido abajo así que no pueden recular. Durante su aventurilla por los túneles empiezan a tener alucinaciones (Miles con Monroe, Aaron con su mujer, y Nora con que un cocodrilo le muerde la pierna), y la razón acaba siendo la falta de oxígeno. Hubiera agradecido que la razón hubiera sido otra, como por ejemplo algún gas tóxico que estuviera por allí, ya sea por casualidad o por la propia milicia, que viendo lo que pasará después no hubiera estado nada mal. O alguna otra cosa, más que nada porque me cuesta creer que los túneles al metro de Philadelphia tan sólo tengan una única salida (por mucho que la milicia haya tapado las salidas a la ciudad, tiene que haber huecos por donde entre aire en todo el entramado de túneles).
En fin, que gracias al esfuerzo del equipo acaban encontrando una salida (la que buscaban estaba sellada), pero uno de los rebeldes que les acompañaba se carga a sus compañeros y se lleva a Miles con él. Efectivamente, se trata de un soldado de la milicia infiltrado, que ve una ocasión de oro para ascender y llevarle Miles a su líder. La aventura no dura demasiado ya que Charlie consigue matar al soldado, aunque se lleve un buen regalito de su parte (un golpe en la cabeza con la consiguiente alucinación-sueño). Total, que acaban saliendo de los túneles y entran en Philadelphia, preparando el final de temporada.
Y mientras, en la ciudad, Rachel sigue construyendo esa especie de máquina amplificadora, aunque acabamos descubriendo que en verdad es una bomba para matarlos a todos mientras ella huye con su hijo. Monroe decide quitarse a Rachel de encima ya que Jaffe, su excompañero que también conoce lo de la energía, está más dispuesto a colaborar que ella, por lo que Rachel acaba matando a su amigo, terminando el capítulo con su frase: “Ahora me necesitas”. Toma ya, que bien sabe hacer las cosas esta mujer.
Y mientras, en la ciudad, Rachel sigue construyendo esa especie de máquina amplificadora, aunque acabamos descubriendo que en verdad es una bomba para matarlos a todos mientras ella huye con su hijo. Monroe decide quitarse a Rachel de encima ya que Jaffe, su excompañero que también conoce lo de la energía, está más dispuesto a colaborar que ella, por lo que Rachel acaba matando a su amigo, terminando el capítulo con su frase: “Ahora me necesitas”. Toma ya, que bien sabe hacer las cosas esta mujer.
En general, un mal capítulo donde la mitad de cosas que pasan no tienen prácticamente relevancia (la pérdida de tiempo con las alucinaciones en lugar de los flashbacks no ha servido más que para saber que Miles en realidad tiene dudas, y es posible que le gustara volver a la Milicia) y que como siempre tiene que venir Elizabeth Mitchell a arreglar. El próximo capítulo es el final de esta primera parte de temporada, antes del parón de 4 meses que NBC se sacó de la manga, y espero que esté a la altura.
Opinión de @Eric_MeGon
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