El primer capítulo se encarga de establecer las bases de lo que será la temporada, y probablemente también toda la serie: El primogénito de una familia adinerada es uno de esos chicos a los que se les puede llamar rebeldes sin causa. Esto es así hasta que un día, mientras viaja con su padre y la hermana de su novia (con quién también se acostaba) y naufragan. Oliver acaba resultando el único superviviente, y aparte de aprender a apañárselas solito durante los 5 años siguientes, en los que es dado por muerto, deberá cumplir con una promesa que le hizo a su padre justo antes de su muerte: salvar a su ciudad de la corrupción y la criminalidad que la envenenan cada vez más. En este sentido, vendría a ser un planteamiento similar al de Batman con la ciudad de Gotham, aunque con motivaciones distintas. Para ello, Oliver mantendrá ante los demás una apariencia más bien sin cambios a lo que él era, es decir un niño rico que hace lo que le da la gana, pero al mismo tiempo se encargará de perseguir a los que han causado daño a la ciudad bajo la apariencia de Arrow, un Robin Hood moderno.