Under the Dome sigue manteniendo las características principales que mostró en el primer episodio, quedando lejos de ser la gran serie que podría ser aunque sigue siendo un entretenimiento digno del periodo estival. El tercer capítulo nos devuelve al punto donde nos quedamos en el segundo, con un Paul desquiciado disparando a la cúpula.
Seguimos con nuestro análisis de la que pretende ser la nueva serie del verano (con permiso de True Blood), que sigue con la intención de ir desarrollando (poco) a los personajes mientras se suceden los misterios.
Visto el piloto de Under the Dome, y a pesar de que nunca se debe valorar a una serie por su piloto, he podido observar elementos positivos que podrían hacer de la serie una imprescindible del verano (si es se le da continuidad) pero hace falta pulir muchos otros aspectos que pueden lastrar su seguimiento, en especial la construcción de sus personajes.
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