Seguimos con nuestro análisis de la que pretende ser la nueva serie del verano (con permiso de True Blood), que sigue con la intención de ir desarrollando (poco) a los personajes mientras se suceden los misterios.
Barbie se da cuenta de que olvidó un colgante en la cabaña donde asesinó a Peter, pareja de Julia, así que vuelve para buscarlo y allí se encuentra a Junior, que le ha seguido. Junior vio a Barbie hablando con Angie en el hospital cuando cayó la cúpula (antes de encerrarla), y se le ha metido en la cabeza que están liados y por eso Angie quiere dejarle. Cuando intenta enfrentarse a él, evidentemente sale perdiendo y se lleva un par de golpes que le dejan la cara morada, algo que irá a contarle a Angie en cuanto pueda. Mientras, conocemos a Dodee y Phil, dos radioaficionados que de repente se han convertido en la única emisora que puede emitir dentro de la cúpula. A través de sus máquinas, consiguen dar con una frecuencia de los militares donde se dan cuenta de que es una cúpula lo que les ha aislado, y Julia se encarga de hacer un comunicado para toda la población, causando pánico entre alguno de sus habitantes. El hecho de que sea una cúpula, y no un muro como muchos podían pensar agrava la situación porque impide un rescate que venga desde arriba de la misma forma que bloquea la entrada de aire y agua. O eso es lo que ellos creen, porque Joe, que ha resultado ser un experto en esta materia, se ha dado cuenta que la cúpula no es 100% opaca, y que sí deja pasar cierta cantidad de agua y de aire. Algo que se olvida de contar al resto, por cierto, y que podría haber venido muy bien para prevenir lo que pasaría después.
Tras la muerte de Duke, éste le deja la casa a Linda en su testamento, y Big Jim tiene miedo de que descubra el papeleo que les vincula al propano, así que manda al reverendo Coggins, que también está en el ajo, a deshacerse de las pruebas. Surrealista es la única palabra que se me ocurre para describir lo que pasa a continuación, y es que el reverendo no tiene una forma mejor para deshacerse de los papeles que prenderle fuego a la papelera, ponerla al ladito de las cortinas (a propósito, por mucho que digan), y que automáticamente prenda la casa entera, así como quien no quiere la cosa. Cualquiera diría que la casa estaba bañada en gasolina, porque no me lo explico. Lo mejor de todo es que el reverendo queda atrapado en la casa, pero Linda acude al rescate y consigue sacarle de allí. Cuando el fuego empieza a extenderse y pone en peligro al pueblo entero (están en una cúpula cerrada, como arda todo ya pueden darse por muertos), la mayoría de gente colabora para apagar el fuego, siendo Big Jim el que consigue derruir la casa con una excavadora.
El pánico cunde después cuando a Paul, otro policía, le entra un ataque de locura. Tiene cierta razón en lo que dice, ya que si están en una cúpula y nadie puede entrar o salir, no conviene ir incendiando casa y consumir el oxígeno que puedan tener. Ahí es donde Joe debería haber dicho que sí que pasa aire a través de la cúpula, que actúa a modo de colador, pero se calla y prefiere grabarlo todo. Paul dispara contra la cúpula en un arrebato de los suyos, con la mala suerte que las balas rebotan y terminan matando al tercer policía que queda en la ciudad, Freddy, que además es el cuñado de Linda. Y qué decir de Angie. La pobre sigue encerrada en el búnker a la espera de que algún iluminado la salve.
Por ahora Under the Dome sigue el mismo camino marcado en el piloto, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero no deja de ser un entretenimiento ligerito para el verano que es lo que muchos buscamos en esta época del año.
Opinión de @Eric_MeGon
Opinión de @Eric_MeGon